17 octubre 2012

ACLARACIONES PARA DESINFORMADOS Y/O TENDENCIOSOS


El periodismo suele manejar conceptos arbitrarios y antojadizos, que a fuerza de repetición se convierten en verdades incontrastables. Esto es mucho más que la diferencia que apreciaba el escritor Mark Twain, cuando  afirmaba: “La diferencia entre una palabra casi justa y la palabra justa no es una pequeña cuestión, es como la diferencia entre una luciérnaga y la luz eléctrica.”
Uno de los conceptos utilizados hasta el hartazgo y no precisamente de forma inocente es: “El Estado paga sueldos en negro.” Se refieren a los conceptos no remunerativos que se han venido implementando de la época de Menem y Cavallo. La calificación es absolutamente errónea. Lo negro, por definición, no está registrado, no figura en ningún lugar. El empleado que cobra en negro no tiene obra social, no está registrado en el ANSES, no figura en los libros del empleador, no podrá alegar los años de trabajo en esa condición en el momento de jubilarse; en caso de despido tiene primero que acreditar una relación laboral omitida y ocultada. En cambio los conceptos no remunerativos figuran en el recibo del empleado registrado en el ANSES, son determinados por el gobierno, en muchos casos acordados en paritarias, es decir entre representaciones empresariales y sindicales.
Se los considera, en diferentes acuerdos como el de los empleados de comercio del 13 de junio del 2012,  para el cálculo del aguinaldo, las vacaciones, el despido y tributa impuesto a las ganancias cuando corresponda por superar su monto a las deducciones por mínimo no imponible, deducción adicional, cargas de familia y otros conceptos deduciblesEs cierto también que en las liquidaciones de sueldos de la administración estatal no se lo suele tomar para el cálculo del aguinaldo y su consideración en las indemnizaciones se ha dado generalmente por vía judicial.
 Es evidente la diferencia, salvo que se desprecie el lenguaje y la precisión en los conceptos. En el reciente conflicto en la liquidación de sueldos de gendarmes y prefectos, los periodistas “independientes” denominaron, una vez más, en negro a los conceptos no remunerativos.   Dijo Alfredo Leuco en su editorial por Radio Continental el 10 de octubre: “En realidad el grave problema que se generó con gendarmes y prefectos fue responsabilidad de todo el gobierno nacional. Van a cumplir una década en el poder y todavía siguen haciendo responsable a Menem y Cavallo del desquicio administrativo producido por esa plaga llamada aumentos no remunerativos. Un eufemismo como para que los estudien los lingüistas. Todo para no decir la verdad: son pagos en negro. Es el estado nacional el que dice combatir el trabajo no registrado y pagaba a los integrantes de la fuerza de seguridad en muchos casos el 70% de sus sueldos en negro.”
Joaquín Morales Solá desde sus columnas en “La Nación”, efectuaba su frondoso aporte a la confusión. El domingo 7 de octubre falsifica el concepto de “negro” cuando escribe: “La sorpresa que destapó el conflicto es que gran parte de los salarios del Estado se paga en negro, si por negro se entiende que son ingresos por los que no se hacen aportes previsionales.” Con la persistencia que lo caracteriza, levanta la apuesta, mezcla premeditadamente situaciones diferentes. Escribió el miércoles 10 de octubre, página 8: “Los jueces supremos nunca olvidaron un día en que Cristina Kirchner anunció, junto al entonces aliado Hugo Moyano, un aumento de salarios "no remunerativo". Ese mismo día, la Corte había insistido, en una resolución de un caso particular, que tal subterfugio carecía de legalidad y de equidad social. Llama la atención que eso lo haya hecho la misma presidenta que presiona sobre los empresarios para que abandonen la práctica de pagar en negro. "El salario en negro es malo cuando lo pagan otros, pero resulta que parece que es bueno cuando lo hace el Gobierno", señaló un funcionario judicial”.

Acá está el meollo de la pretendida confusión: calificar como “negro” un concepto que es blanco; por lo cual si el Estado paga en negro, está justificado el negro real que se perpetra en el sector privado. Ya durante el conflicto del gobierno con las patronales del campo, el recordado dirigente campestre Alfredo De Angeli, poseedor de una lengua que suele autonomizarse del cerebro, trató de justificar la alta evasión en su sector (negro real) pretendiéndose ampararse en la  falsa infracción del Estado. El columnista estrella de La Nación, como un avezado prestidigitador, embarulla todo para ir contra el Estado y el actual gobierno. Continuó escribiendo:  “El problema del Gobierno es que esa práctica no es exclusiva para las fuerzas de seguridad. Legisladores, maestros, docentes universitarios y hasta los médicos del Estado cobran cifras "no remunerativas". Es cierto que el sistema comenzó a aplicarse en los años 90, durante el menemismo. Hasta los ministros cobraban entonces un salario ridículo, que era compensado con generosos fondos reservados.” Los ministros cobraban entonces, sin recibo oficial, de dinero proveniente de los fondos reservados. Tan en negro eran dichos importes,  que cuando Julia Alsogaray fue juzgada por enriquecimiento ilícito, trató de justificar parte del mismo con lo que percibió sin comprobante oficial. Morales Solá lo sabe, pero la verdad de los hechos no es su preocupación. Lo importante es cubrir o justificar la evasión en el sector privado enjugándolo falsamente,  en estos casos, como si el Estado también evadiese. Como decía Raúl Scalabrini Ortiz: “Nuestra ignorancia fue planificada por una gran sabiduría.” Y en esa tarea no podía faltar la incorporación estrella del grupo Clarín Jorge Lanata, que en su columna sabatina del 13 de octubre escribió: “La inseguridad se combate con sueldos en negro…”
El periodista Nelson Castro, que radialmente es la voz de Clarín, desde su columna en Perfil del domingo 14 de octubre escribió: “….sería ominoso para el país que Clarín o cualquier otra empresa no cumpliera con la ley , tan ominoso como eso es que un gobierno no cumpla con la ley, cosa que hace el actual cuando les paga a los gendarmes y prefectos en negro….” 
El concepto de salarios no remunerativos es muy cuestionable y decididamente absurdo cuando involucra un monto superior a los remunerativos. Se amplificó su instrumentación en los aciagos años inmediatamente posteriores a la crisis del 2001. Se intentaba en aquellos días, donde no había horizonte y la profundidad de la caída no alcanzaba a divisar el fondo, que el salario se cobrara sin la quita de los aportes previsionales y a los empresarios se los eximía de las contribuciones en el mismo concepto.
Pero no es un pago en negro, aunque su práctica deba terminar.
El Estado sí violenta la realidad  cuando encubre una relación laboral obligando al empleado a inscribirse como monotributista. Ahí si hay una simulación que oculta una relación laboral. Pero no es ahí donde el periodismo “profesional” apunta sus cañones.
Por otra parte, esta práctica es bastante extendida también en el sector privado de la economía.

LA PLATA DE LOS JUBILADOS
Es frecuente escuchar o leer la frase: “están usando la plata de los jubilados”, cuando la expresión correcta es “la plata destinada a los jubilados.” Como se observa, entre ambos conceptos hay una diferencia sustancial. En un sistema de reparto, basado en la solidaridad entre aportantes activos y beneficiarios pasivos, el dinero es del estado que lo aplica a sus obligaciones previsionales. Como no se da la relación adecuada de cuatro aportantes para afrontar la obligación de un beneficiario, no llegando ni siquiera a la mitad, los aportes de los activos sólo cubren el 58% de los recursos necesarios, cubriéndose el 42% restante con el traslado de lo recaudado de diferentes impuestos. Con la actual estructura tributaria es imposible afrontar como jubilación generalizada el 82% de los salarios que cobran los empleados en actividad. Llamativamente los que más insisten son los que votaron en contra de la estatización de las AFJP, sin la cual hubiera sido imposible las dos actualizaciones anuales que hasta ahora han superado la inflación padecida. Cuando se informa que se podría abonar el 82% con el fondo de sustentabilidad recibido de las AFJP, que el estado invirtió y multiplicó en un 100%, los que lo proponen saben que una vez consumido su monto Sin una modificación del sistema tributario de carácter progresivo, el 82% generalizado, no tiene sustentabilidad en el tiempo y  en un par de años  los pagos mensuales  serían insostenible.
Pero los que nunca se preocuparon por los jubilados, los que querían continuar con las AFJP, los periodistas estrellas de los medios dominantes, los seguidores de los mismos, seguirán hablando de la “plata de los jubilados.”

COLECCIÓN DE FALSEDADES
El falso concepto “campo”; la presunta necesidad de la “independencia del Banco Central” (como una especie de enclave fondomonetarista fiscalizador del gobierno si éste se aparta de los caminos tradicionales); la supuesta imposibilidad de utilizar las reservas para pago de deudas o inversiones en infraestructura;  la obligación de poseer una cantidad de reservas equivalentes al dinero en circulación, como si todavía estuviera vigente la convertibilidad; utilizar la palabra “confiscación” cuando se estatiza el 51 % de YPF mediante el procedimiento legal de la “expropiación”; el uso intencionadamente malicioso de la expresión “manotazo” para calificar políticas soberanas; el sesgado discurso por el cual una subestimación de la tasa de crecimiento significa posteriormente  más recursos para Cristina, en lugar que para el gobierno, con el propósito de dejar la sospecha de que esos fondos van al patrimonio de la Presidenta; el autocalificativo “independiente” del periodismo opositor para ocultar su dependencia de los intereses económicos que representan.  Apenas un pequeño muestrario de un amplio repertorio de falsedades conceptuales.
El gobierno también ha creado un  lenguaje propio donde el discurso ha pasado a denominarse relato, la sensación térmica se la ha trasladado a otros ámbitos, la inflación ha sido sustituida por un reacomodamiento de precios, las candidaturas falsas se denominaron testimoniales, la profundización del modelo a nivel nacional y  ajustes de intensidad aún baja  a nivel provincial se denomina sintonía fina,  las alteraciones de índices son mejoramientos técnicos.

PRECISIÓN CONCEPTUAL Y SEMÁNTICA
En su poesía “Palabras como cuerpos” del año 1978, Joaquín Sabina escribió: “Recuperar de nuevo/
los nombres de las cosas/llamarle pan al pan/vino llamar al vino/ sobaco al sobaco/miserable al destino/ y al que mata/ llamarle de una vez asesino/ nos lo que robaron todo/las palabras, el sexo, los nombres entrañables/ del amor y de los cuerpos/ la gloria de estar vivos/la crítica, la historia/pero no consiguieron/ robarnos la memoria”
El lenguaje es también un campo donde se libra la batalla cultural. “La diferencia entre una palabra casi justa y la palabra justa no es una pequeña cuestión, es como la diferencia entre una luciérnaga y la luz eléctrica.”

 ACLARACIONES PARA DESINFORMADOS Y/O TENDENCIOSOS
Apropiarse del lenguaje, desnaturalizarlo, amoldarlos a las necesidades de clase, es lo que el poder realiza subliminalmente, al punto que hasta dirigentes sindicales hablan de los conceptos no remunerativos como “pagos en negro.” Claro que si un periodista asimila una situación desagradable en un aeropuerto con la desaparición de personas durante la dictadura,  si María Laura Santillán le pregunta a una integrante de la producción de “Periodismo para Todos”, si había tenido miedo de desaparecer en Venezuela, donde no hay un solo caso de esa práctica miserable,  si una política en estado denunciativo permanente identifica toda situación con el nazismo o el fascismo, si todo atolladero de  tránsito es un caos, si muchos aseguran que no se puede salir a la calle mientras están cómodamente transitando por ellas, si sostienen que viven en una dictadura mientras manifiestan sin ningún peligro de ser reprimidos; si otros afirman que no hay libertad de expresión mientras lo repiten ante todos los micrófonos que se le ponen delante, si algunos afirman que no se puede salir del país mientras pasean por Miami, Roma o Berlín, el lenguaje ha pasado a ser una jerga inentendible.
Conviene, tal vez, recordar una frase del dirigente negro norteamericano Malcom X: "Si no estás prevenido ante los medios de comunicación te harán amar al opresor y odiar al oprimido." O esta otra del dirigente negro sudafricano,  Stephen Biko, luchador contra el apartheid:  “El arma más poderosa del opresor es la mente del oprimido”.



15-10-2012
Hugo Presman. Todos los derechos reservados. Para publicar citar fuente.



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2 comentarios:

  1. Impecable. Cierto hasta la evidencia y difícil hacer que se vea. En un registro diferente, me preocupan mucho las mismas cuestiones.

    http://elperrotendra.blogspot.com.ar/

    Un saludo.

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